Jeff Fenholt
 
 

Jeff fue en 1985 el vocalista principal de Black Sabbath. Desde que se ha vuelto cristiano, Jeff ha realizado giras por América Central y del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Escandinavia, Africa del Sur, la Unión Sovietica y los Estados Unidos.

Representó el papel original de Jesús en Jesucristo Superstar la opera rock más famosa de todos los tiempos. Cantó el papel principal, representando al personaje de Jesús en la versión original del álbum musical de Broadway. 
 

SU TESTIMONIO

Me crié en Ohio y, aunque me cuesta trabajo hablar al respecto, de niño abusaron de mi. Recuerdo haber estado encerrado en un ático que estaba sin acabar de construir a la edad de tres años, No he olvidado los duros golpes, crecí dominado por el odio y la violencia.

De jovencito fui muy salvaje. Incluso antes de llegar a la adolescencia ya había participado en robos, 'con allanamiento de morada' y también había conducido a lo loco en coches robados.


Mi madre no podía afrontarlo, así que cuando yo no tenía mas que doce años llamó a la policia, encontrándose en esos momentos de su vida inmersa en un proceso de divorcio y sufriendo muchísimo. Yo era consciente de que ella estaba sufriendo mucho. Yo queria muchísimo a mi madre y sabía que estaba sumida en el dolor, pero a pesar de eso mi madre llamó a la policía y les dijo: 'no puedo hacer nada con este muchaco, es incorregible.'

De modo que me llevaron a un reformatorio y fue espantoso. Os aseguro que todo el mundo me miraba como si hubieran sido una manada de buitres. Fue muy duro. Durante los próximos cinco años estuve entrando y saliendo del reformatorio. Había estado tocando en grupos de rock desde los 12 años, que era mi manera de escapar de las cosas.


Cada vez que no me encontraba 'detrás de rejas' estaba tocando rock and roll. No tenia mas que 15 años cuando alcancé el éxito con un disco. A los 17 años me marché de casa y empecé a estudiar en la facultad. En verano realicé una gira, tocando rock and roll, mientras participaba en el ocultismo y asistía a rituales satánicos.

A los 19 años firmé un contrato con la compañia discográfíca CBS y empecé a pensar: 'a lo mejor no vuelvo a la facultad. Seguiré adelante con la musica y continuaré dando conciertos.'


Mientras me encontraba de gira en San Diego, California, no me quedaba mas que una noche libre. Estaba en la calle cuando un individuo se chocó conmigo, se dio la vuelta y empezó a insultarme. Nos peleamos  y no salí herido, andando calle abajo oí a alguien que estaba predicando la Palabra de Dios. Nunca había oido predicar a nadie con anterioridad, por lo que me sentí atraído. Me acerqué y me puse a escuchar. El que predicaba dijo que iban a llevar un autocar a su iglesia, donde celebrarian una reúnion y sentí que algo me tocaba muy adentro.

Recuerdo de niño haber clamado a Dios desde el reformatorio, pero fue como si hubiese clamado a la pared porque no sabía quién era Dios. Cuando oí a ese hombre hablar acerca de la Palabra de Dios, así que fui con él a su iglesia y resultó ser una iglesia pentecostal en San Diego.



Me meti en el autobús con todos los borrachos, los drogadictos. Cuando llegamos a la iglesia los borrachos comenzaron a caminar hacia el altar y a aceptar a Jesús mientras el pastor decía: 'quiero que aceptes a Jesús como tu Salvador'. Yo escuchaba todo lo que se estaba diciendo, pero las mujeres que hablaban en lenguas detrás de mi me estaban haciendo sentirme incómodo porque yo no sabía que pensar ni sabía lo que estaba pasando.

Era evidente que aquel pastor me estaba señalando y yo no dejaba de pensar: 'este individuo no me va a dejar marchar hasta que no acepte a Jesús y la única manera de salir de este sitio es en el autocar' así que se me ocurrió pensar en pretender que estaba recibiendo a Jesús, por lo que me dirigí hacia el altar, solo con la intención de poder regresar a mi casa. Cuando me encontré frente al altar le pedí a Jesús 'si tu eres el Señor, muéstramelo.' Entonces empece a sentir el poder de Dios, que tocaba mi corazón y mi alma y me entraron ganas de llorar, pero no dejé que me cayesen las lágrimas. Por fín, tomé una decisión: Jesús es Señor y Salvador, pero al arrodillarme, el pastor me dijo: 'hijo, levántate. No estas listo para aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador, mira el aspecto que tienes.' Me dio un libro y me dijo: 'Llévate este libro, léelo y vuelve dentro de una semana y si todavía quieres aceptar a Jesús, te dejaré que lo hagas.'

Yo estaba acostumbrado a estar sobre un escenario de manera que me volví y le dije: 'no pienso llevarme este libro porque no soy ningún ladron. Si me lo llevase lo estaría robando porque no pienso volver a poner nunca mas los pies en esta iglesia.' Con esas palabras tiré el libro y salí de aquella iglesia. Nadie me detuvo ni se me acercó. Me sentía lleno de amargura y desesperación, confuso y dolorido. Volví haciendo autostop al apartamento que tenía en la playa, que había alquilado durante todo un mes. Cuando entré en él estaban las luces apagadas. Me puse de rodillas y me puse a orar, me sentía quebrantado. Había aprendido a rechazar el amor de mi propia madre y de mi padre y cuando una persona hace eso, se vuelve fría. Nunca lloraba por ninguna causa, pero esa noche caí de rodillas y lloré delante de Dios.
Le dije: 'oh Dios, quería aceptarte, pero no me lo permitieron. Estuve en la cárcel, me pegaron palizas, abusaron de mi y Tu me libraste. Tu me diste el don de mi voz. Dios, no te conozco ni a ti ni a Jesús. No sé de qué va el tema y no tengo nada que ofrecerte. Soy un joven destrozado, pero te entrego mi voz. Tu me diste el talento y yo te lo devuelvo.' Era lo único que ténia y que podía dar.


Esa presencia permaneció junto a mi durante 9 años, por la mañana, al mediodia y por la noche. Ese años, en otoño, fui a la inauguración del espectáculo Jesucristo Superstar y cuando hice el personaje de Cristo,

Odiaba a los cristianos y cuando venía a verme alguna persona cristiana a darme testimonio le decía: 'Aléjese de mi' insultándole y haciéndole la vida imposible. Había estado bebiendo alcohol y tomando tantas drogas que me había quedado en 128 libras. Me pasaba las noches de fíesta en fíesta, una noche tras otra. Una noche se me produjo una hemorragia en el estómago y comencé a vomitar sangre. Cuando llegué al hospital me quedaban dos pintas de sangre en mi organismo y el médico le informó a Reeni que necesitaba seis meses de descanso, así que me retiré del espectáculo.

Un día me desperté cuando eran casi las doce del mediodía, como acostumbraba a hacer siempre, y bajé las escaleras, sin camisa, llevando un montón de cadenas de oro colgadas, vestido con pantalones muy anchos, botas, el pelo que me caía despeinado (hasta por debajo de la cintura), teñido de un rubio brillante, etc. Iba a dirigirme a la habitación de atrás y hablar con los obreros, como lo hacía con todo el mundo, pero cuando entré en la habitación Nick me miró y me dijo: 'has representado el papel de Jesucristo, ahora ¿quieres conocer al verdadero Jesús?'

Me quedé sin aliento debido a lo fuerte y rápidamente que intentaba alejarme de él. Eso era lo que me estaba haciendo el espíritu, es decir, el espíritu de Satanás. De manera que salí corriendo, intentando irme a la parte mas lejana de la casa, que era el dormitorio principal, situado en la parte de arriba de la casa. Cerré con llave cinco puertas para poder llegar hasta él y allí, en la oscuridad, me eché a temblar. El Señor se estaba haciendo cargo de mi. Por fín, me obligué a mi mismo a volver a bajar. Caminé lentamente y le dije a los obreros: 'no estoy dispuesto a aceptar a Jesús, pero si queréis orar por mi, podéis hacerlo' mientras yo llamaba a Jesús en silencio.

Les dije: 'Si este es Jesús, quiero aceptarle como mi Señor y Salvador.' Me arrodillé allí mismo y acepté a Jesús como mi Salvador y ellos me llevaron hasta la playa y me bautizaron.

A partir de ese momento, sentí una profunda sed del Señor, pero también tuve muchos problemas. Todos mis amigos eran drogadictos y músicos, que tocaban rock and roll y a mi me costaba trabajo dejarles a un lado. Además en mi vida había algunos aspectos en los que me costaba trabajo perdonar. El Señor me había librado de manera milagrosa de las drogas y del alcohol, pero había en mi una profunda amargura, que me costaba mucho trabajo eliminar.

Al mismo tiempo se produjo una tremenda guerra por poseer y dominar mi voluntad. Había muchas cosas a las que me costaba enormemente renunciar y el dinero era de las que mas me costaba. Llegué a la conclusión de que la única manera de ganar dinero era por medio de la música del mundo, pero mientras preparaba un álbum de rock después de haberme entregado al Señor, Felix Papilardi, mi mejor amigo, fue asesinado. Dos días antes le había estado dando testimonio y habia rechazado a Cristo y ahora estaba muerto. Poco después, Gary Driscoll, que tocaba el timbal en mi banda, también fue asesinado.


Intentí invertir en 'inversiones cristianas' y en dos ocasiones me timaron de una manera espantosa. El Señor me mostró que había depositado mi confíanza y mi fe en otros hombres, en lugar de hacerlo en Él, pero una vez más me dejé llevar por el pánico y me dediqué otra vez a ganarme la vida tocando música rock para el mundo.

¿Adivináis quiénes fueron los primeros en llamarme? Black Sabbath. Acepté la oferta y me convertí en el principal vocalista desde Enero hasta Mayo de 1985, pensando todo el tiempo que podía ser 'una luz en medio de las tinieblas', pero no funcionó.

Hasta que, por fín, llegué a un punto en el que tuve que decir: 'está bien, he pertenecido a los más importantes grupos de rock del mundo, pero ya no puedo seguir recibiendo bendición formando parte de esos grupos porque ya no soy del mismo sentir.' En ese momento tampoco estaba siendo bendecido en el Cristianismo porque no me había metido de lleno en él. Era como un burro entre dos montones de paja, muriéndome de hambre porque no podía acabar de decidirme. De manera que me dije a mi mismo: 'O bien te metes de lleno en el mundo y te olvidas de Jesús o dedicas tu vida totalmente a Jesús.' Me llevo a penas un segundo tomar la decision. No podia vivir ya ni un solo minuto sin mi Salvador.

El poder increíble del perdón de Cristo y su compasión me habían guiado a un ministerio totalmente nuevo entre aquellos que también han padecido abusos o se han visto presos de la amargura, la violencia o las drogas.


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